La escuela en cuarentena: Evaluación de procesos

Contextualización de la escolaridad en aislamiento.

Para aprehender la profundidad de lo que implica evaluar en una situación de aislamiento tan singular como la que estamos transitando, hay que inscribir la escolaridad en el contexto de pandemia y dejar al margen el acontecer habitual dentro del escenario áulico. 

Durante este período de cuarentena y suspensión de las clases presenciales, el proceso de enseñanza-aprendizaje fue redefinido y adquirió una nueva forma: la educación en contexto de emergencia. La escuela tuvo que reinventarse virtualmente de forma repentina para garantizar la continuidad pedagógica del ciclo lectivo. Sin aviso previo, ésta se quedó sin el espacio físico presencial que define su práctica.


Pasaron tres meses de un nuevo modo de enseñar y aprender que representa un cambio abrupto de esquemas tanto para las instituciones, sus docentes, los alumnos y sus familias. La capacidad creativa de la escuela y la de todos sus actores se puso a prueba. Sin aula mediante, la enseñanza desde casa implica un esfuerzo y un logro sostenidos entre las escuelas y las familias en un contexto en el que lo espacial, la conectividad, el acceso a dispositivos y la cobertura de las necesidades básicas son disímiles. Incluso, la dinámica de cada hogar deja impreso su sello propio en esta circunstancia.  


En esta situación que la escuela no tenía ensayada, la tecnología ocupó un lugar privilegiado como medio a través del cual se sostuvo la educación de forma virtual. Así tuvo lugar una transformación digital acelerada en muchas instituciones educativas, impensada a principio de año. Esta adopción repentina y obligada de herramientas tecnológicas significó una resolución inmediata pero no siempre acompañada de la implicancia de su uso. 


En este marco, la evaluación numérica característica del funcionamiento habitual de lo escolar no encaja en la nueva ecuación. De esta manera y con la intención de considerar las diferencias existentes en los hogares de cada alumno como también la heterogeneidad de realidades que éstas representan, las autoridades ministeriales estimaron conveniente evaluar en lugar de calificar. Así los procesos se convirtieron en protagonistas, dejando fuera de foco una perspectiva con la mira puesta en los resultados. La valoración pedagógica de los procesos de enseñanza-aprendizaje de los chicos en sus casas busca ser formativa y acompañar de forma singular este período.

Este tipo de evaluación de carácter más valorativo y, en parte cualitativo, requiere de cierta flexibilidad para poder adaptarse a las necesidades de cada institución y a sus modalidades de trabajo. Por eso, desde Acadeu proponemos distinto tipos de informes que contemplan la diversidad de modos de evaluar en esta coyuntura, que incluyen desde modelos con texto libre, texto libre con campos predeterminados como también basados en rúbricas. Cada institución decide qué forma tendrá este informe de valoración pedagógica y una vez definido el diseño, se carga el mismo en el sistema para que los docentes puedan completarlos. Una vez que los mismos son aprobados y publicados por los directivos las familias podrán visualizarlos de forma individual a través del sistema.


Informe de texto libre sin texto predeterminado 

El docente ingresa y tiene ese espacio para escribir en cada alumno un texto.



Informe con rúbrica 

Para completar preguntas y respuestas predeterminadas y, además, un espacio para completar (opcional) alguna observación del alumno.



Informe de texto libre con un texto predeterminado

Se precargan los contenidos que se vieron en un período determinado y el campo de texto libre a completar es el apartado de Observaciones.



Extracto de un informe de rúbrica pensado para el período de aislamiento



Foto: Marie Chiong en Unsplash