Aportes para acompañar a los chicos durante la cuarentena

La Lic. Beatriz Moreno reflexiona sobre la importancia de establecer una rutina en este contexto

El confinamiento social obligatorio nos atraviesa directamente en nuestra cotidianeidad. Es una medida histórica insólita, por lo cual no tenemos parámetros comparativos de cómo actuar. Con el correr de los días (y los meses) vamos procesando y pudiendo poco a  poco poner en palabras esta realidad que irrumpió y modificó las conductas y costumbres individuales, familiares y sociales naturalizadas que conformaban  nuestra rutina.

Se sabe que la rutina es un organizador  de la vida cotidiana. Es una estructura que nos anticipa y prepara para lo que va a suceder. En los niños más chicos se evidencia claramente  esta necesidad, ellos suelen preguntar si ya es la hora del almuerzo, si mañana es domingo o hay que ir al colegio, etc. 

A causa de la pandemia y el confinamiento estos parámetros cotidianos desaparecieron, no hay salida a la escuela, a la práctica de algún deporte, se suspendieron los encuentros con amigos. Ante esta falta de referentes externos y con la modalidad de escolaridad virtual que se instala, es necesario construir otros organizadores de cotidianeidad. 

Es importante tener en cuenta que la modalidad virtual convoca a cierto manejo de la autonomía, a poner en juego  la  autorregulación en lo que hace a   esta nueva  distribución del tiempo. Se hace indispensable establecer un criterio en cuanto a las  horas necesarias  destinadas a la comprensión de contenidos, a realización de  las   tareas. Comprender  que muchas horas frente a la computadora no son  garantía de buen rendimiento.


Necesidad de organización y planificación del tiempo

Para contribuir a que el manejo de tiempo sea aprovechado de la manera más óptima es importante  considerar los aspectos  de planificación y organización de las tareas. Ayudar a los chicos a que encuentren también las herramientas más adecuadas  para poner en práctica en  esta nueva modalidad, observando también  que esta metodología tal vez no se encuentra lo suficientemente trabajada o instalada en sus modalidades de estudio previamente desarrolladas.

Puntualmente en principio debemos  procurar  un espacio adecuado para el estudio, sin interrupciones, un  encuadre en donde se resalte  la importancia que requiere esa actividad.

En este aspecto es necesario que los padres acompañen y ayuden a los niños y adolescentes en la disposición del tiempo tanto de estudio, de descanso o de distracción. 

Ahora todo sucede dentro de las paredes del hogar.  Esta organización requiere paciencia sobre todo, no se puede obviar el impacto emocional que causa en la subjetividad de cada miembro de la familia esta situación. Por eso es importante no perder referencia de lo anímico, suavizar  los momentos de fastidio, sugerir opciones ante el aburrimiento, ofrecer también el propio tiempo  para compartir las tareas escolares contribuirá a aliviar tensiones.

Es inevitable el incremento del uso de la tecnología,  tanto  para las actividades escolares y  como reemplazo de otros entretenimientos que se realizan en la normalidad. Muy necesario también en el aspecto social,  como medio de comunicación con amigos y familiares,  se podría decir que es un gran aliado en esta etapa, aunque también son indispensables los tiempos de desconexión.

Para ello es necesario resaltar los tiempos de distracción, de corte de las actividades virtuales de todos los integrantes de la familia, ya sea trabajo o escuela. 

Realizar actividades de  fin de semana, ver una película en familia, juegos, cocinar algo rico con los chicos. Todo lo que contribuya a marcar segmentos distintos en el día y en la semana, pensando este aspecto como organizador en esta temporalidad inédita que transcurrimos.


Las propias angustias e incertidumbres

Todos estamos atravesando este aislamiento y el malestar que nos produce por las consecuencias de todo tipo  que debemos sortear día a día.

La dinámica familiar fue  modificada,  requiere un esfuerzo y consideración especial de la necesidad  y del ánimo del otro.   Una contribución  mutua,  respetando los espacios y tiempos de trabajo y estudio, los de privacidad, de descanso, de distracción  para aliviar las tensiones de esta convivencia ininterrumpida y forzosa. Para poder lograrlo  contribuiría poder  repartir, entre los adultos,  los tiempos de  las tareas y acompañamiento de los chicos.

Para mitigar los efectos actuales y también futuros, es importante dar lugar a las emociones y sentimientos que despierta este contexto adverso,  a la tristeza, ansiedad, irritabilidad considerándolas  como formas “naturales” de procesar la angustia. Es una forma de aceptar la realidad que nos toca. También, como decíamos al principio, ir poniendo palabras para ligar las incertidumbres y temores con una explicación adecuada.

En esta línea también responder las preguntas en la medida que se vayan presentando, familiarizando  la necesidad del  aislamiento  con el cuidado más que con el miedo, acompasando los tiempos con una expectativa realista. La llamada “nueva normalidad” irá configurándose en el día a día. Acompañar la realidad sin crear falsas expectativas pero tampoco suministrando   información innecesaria   que impacte negativamente.

Es un momento de cuidarnos que requiere el  valioso esfuerzo de mantenernos aislados   para evitar el contagio de este virus. Ese es el mensaje a transmitir.  Resaltando esta indicación  como lo que se debe hacer y que como adultos estamos seguros de ello y podemos hacerlo con responsabilidad y  confianza. Esta postura aportará un marco de tranquilidad en el equilibrio cotidiano.


Lic. Norma Beatriz Moreno

M.N. 57696

Psicóloga UBA

Especialista en niños y adolescentes