Una infancia atravesada por el aislamiento social

La Lic. Blanca Sosa Opazo hace hincapié en la multiplicidad de impactos que trae la cuarentena en las familias.

Tampoco los niños estaban preparados para esto. ¿Qué pasó de un día para el otro y sin aviso?

Estamos  en un  contexto mundial de pandemia que ha llevado a tomar medidas como el aislamiento social, dos palabras de las que se desprende un significado que nos hace entender de qué se trata; pero ¿qué pasa cuando las palabras deben pasar a la acción y cuando esa acción llamada cuarentena estricta se multiplica por tres? Cuántos impactos en tan poco tiempo, un virus devastador que empezó a viajar de manera apresurada por todo el mundo, un quedarse en casa necesario para evitar contagios y que no colapse el sistema de salud para mantener la famosa curva achatada, pero no así la de las emociones que sí se va elevando significativamente a causa de lo que tanto nos inquieta, “la incertidumbre”. 

Hago esta introducción porque me parece que para pensar en cómo nos afecta este nuevo e inesperado contexto, y en consecuencia, cómo afecta a la dinámica familiar en la que estamos insertos y a cada integrante de la misma, ya nos va anticipando una respuesta. ¿Y por qué digo “nos”? Es la primera vez en muchos años de experiencia que en mis sesiones con los pacientes en donde la angustia, la ansiedad y el miedo producto de esta incertidumbre están a la orden del día, y donde no quedo afuera del problema del paciente ya que sé y siento de qué se trata lo que me dicen.

Hablé de cuántos impactos en poco tiempo para continuar con cuántas cosas debieron  cambiar de un día para el otro en toda la humanidad, en cada casa, en cada persona, en cada familia, cuántas adaptaciones juntas y cuánto tiempo de encierro, tal vez demasiada carga para la resistencia del psiquismo y a partir de ahí las consecuencias y sin olvidar la singularidad de cada individuo, singularidad física, emocional y principalmente etaria. Nada y nadie queda afuera, con más o menos recursos y herramientas para transitar esta pandemia. Y ahí entonces en donde los niños entran en escena tan afectados y a lo mejor más que los adultos ya que sus potenciales recursos emocionales están todavía desarrollándose y de repente no hay tiempo para esto, solo para entrar en acción con lo nuevo y preguntarse qué pasó que de un día para el otro y sin aviso, dejaron de ver a sus amigos, dejaron de ir a la escuela, las clases son online, la terapia también, para los que estaban en tratamiento, hay que limpiar todo, lavarse mucho las manos, cambiarse los zapatos y usar barbijos o tapa bocas si salen a la calle. 

Sabemos que una estabilidad familiar, contribuye a lograr el equilibrio emocional e intelectual de los hijos, me pregunto si en este contexto se puede pensar en un escenario así, en la actualidad hay un nuevo rol en los padres dando respuestas a mayores demandas por parte de sus hijos ya que todo funciona en el mismo lugar las 24hs del día, en la casa, donde deben permanecer todos juntos. Por eso el escenario puede ser muy diferente en algunas familias, padres que se deprimen o se pelean, discusiones con hermanos, mal humor.  Mantener la tranquilidad y la calma familiar cuando se puede es de mejor pronóstico porque favorecerá a la salud mental de los niños.

La educación, por ejemplo, está ocurriendo ahora en el hogar, y los padres convirtiéndose en maestros auxiliares, con mayor o menor apoyo de la tecnología y de la escuela, dependiendo del contexto, así como también los entretenimientos, los juegos, la películas, las obras de teatro infantiles, las actividades extracurriculares, el verse y comunicarse a través de la tecnología con sus amiguitos y compañeros del colegio, ya no hay un afuera; por lo tanto, las familias están ajustándose día a día a esta situación, y con el agravante, que no todas tienen las mismas posibilidades porque no todos están en las mismas condiciones, las familias con mayores recursos, quienes cuentan con mejor conectividad, computadora y espacio para estudiar se encuentran con que el reto es hacerles seguimiento a sus hijos, asegurar que se conectan a sus clases virtuales, encontrar el tiempo para ayudar en las tareas, aprender algo de pedagogía y de los contenidos sobre los que tienen que trabajar, y que esos aprendizajes se logren, motivarlos y acompañarlos en el proceso, incluyendo el apoyo emocional es el mayor reto, y que encuentren en la familia la normalidad que perdieron al no poder ir a la escuela, aunque nunca se va poder suplir a un maestro o profesor ni el contexto de escuela. El manejo de la tecnología se suma y las propias obligaciones de los padres que no pueden dejar de lado, una coordinación híper alterada. No se estaba preparado para esto y los niños tampoco.

De todo esto lo que se desprende es el estrés que provoca en el contexto familiar y la gran ansiedad en los niños. Y las familias que no cuentan con los recursos necesarios se encuentran con la presión de buscar formas alternativas junto con la escuela y tal vez la frustración de no poder encontrarla o llevarla a cabo y la angustia y preocupación que esto representa y se transmite a los hijos. 

 Es preocupante también que un niño no tenga con quién jugar durante tanto tiempo, que tenga que reprimir sus impulsos de movimiento, la necesidad de exploración y toda esa energía que tienen para liberar, y por el contrario pasar mucho tiempo en las pantallas, y los que están cumpliendo sus años dentro de la cuarentena asimilar que es sin el festejo tan esperado y es a través del famoso Zoom o video llamada que se apagan las velitas; por lo tanto se necesita que los padres sean proactivos a la hora de mantener a sus hijos conectados con sus amigos, con actividades lúdicas, así como también encontrar un balance en la vida laboral para que puedan pasar más tiempo con sus hijos e incluir lo recreativo. Si bien no es lo mismo una casa con espacio al aire libre, que un departamento, la prohibición de no salir se vive de la misma forma para los niños. Por lo tanto la necesidad de movimiento es muy  importante que a través de los padres, con su creatividad e imaginación, esté cubierta.

En esta montaña rusa de emociones que atraviesan los niños y sus familias, hay que tratar de evitar la angustia y el miedo que pueden percibir de los padres, lo más recomendable es evitar sentimientos de miedo de forma constante, limitar la exposición a las noticias, los padres son los únicos que les pueden brindar seguridad y tranquilidad, lo que no quiere decir que estén informados de lo que está pasando ya que ellos se dan cuenta que las cosas no son como antes, están atentos a lo que se habla en la casa y a los gestos, por lo tanto hay que permitirles que expresen sus dudas al respecto y responderles con toda claridad y siempre acorde a la edad, como por ejemplo de forma lúdica en los más chicos; pero que la preocupación y la incertidumbre quede solo en los padres. Y no nos olvidemos de otro sentimiento que también los atraviesa, el de extrañar al resto de la familia que no ven, especialmente a los abuelos, por eso no dejar de mantener también una comunicación con ellos, eso genera además la tranquilidad de saber que están bien así como también que el permanecer todos en nuestras casas es cuidarse y cuidar a los otros, como un gesto de solidaridad que ayuda a bajar la ansiedad.   

Hay que tener en cuenta la importancia de conservar sus hábitos, los horarios de dormir, de alimentación, de higiene, de realizar las tareas, de juego, de conectarse con los amigos y compañeros de colegio, y que la familia los mantenga también para acompañarlos y ordenarlos.

Y algo muy importante es prestar mucha atención a los síntomas que puedan aparecer ya que hay muchos niños que al no poder expresar sus emociones las manifiestan en esos  hábitos, como problemas en el sueño, en la alimentación, o emociones que se sostienen en el tiempo sin cambios o emociones nuevas como la irritabilidad, tristeza o una angustia inesperada que irrumpe en cualquier momento sin causa aparente, porque tal vez sea oportuno consultar con un profesional aunque sea de forma online para una orientación; las fantasías y los enojos por el encierro también se pueden hacer presente, lo importante es estar atentos a leer sus conductas para brindarles tranquilidad, contención y hacerles ver que son una familia no solo con presencia física porque ahora están las 24hs del día,  sino porque también están para escucharlos, para darle espacio a todas sus emociones y dudas, cómo se sienten, si tienen miedo, si algo les preocupa, si entienden lo que está pasando o si quieren preguntar algo.  Pero si hay algo que los tiene contentos es que mamá o papá están todo el día en casa y en algunos casos ambos, algo que además los calma en esta situación de encierro que inquieta, porque ellos tampoco pueden salir.

En esa singularidad de cada uno de nosotros en cuanto a los recursos con los cuales respondemos a esta situación de pandemia que estamos viviendo, se puede observar que  en algunos niños hay una serenidad y una sabiduría diferente a la de los adultos y por lo tanto con una mayor aceptación de la realidad.   

Y siguiendo con esta singularidad es difícil saber qué dejará esta pandemia en cada niño, pero ayudarlos y acompañarlos a transitar esta situación, estimularlos hablándoles de lo bien que la están llevando, escucharlos, atentos a leer cambios de conducta con mucha contención, aprendiendo en familia el aceptar la frustración y el límite de todas esas cosas que no se pueden, alojar esa montaña rusa de emociones y que se transforme en un aprendizaje para convivir, para compartir y para desarrollar la creatividad, ya los prepara para el después, porque volverán a salir con mayor seguridad y confianza, habiendo atravesado una experiencia que no olvidarán, contando muchas situaciones como anecdóticas, y que esta pandemia será parte de la historia de la humanidad y de su propia historia, por eso los niños tampoco volverán a ser los mismos, toda historia de vida deja aprendizajes y también huellas, en algunos tal vez quede el miedo a volver a sus actividades, pero los que sí les tiene que dejar que fue la aparición de un virus del cual todos nos tuvimos que cuidar mucho y cuidar a los otros, y por eso tuvimos que quedarnos todos en nuestras casas y los más lindo que fue muy unidos en familia. 


                                   Lic. Blanca Sosa Opazo